Dependencia Emocional con La Pareja. El Escorial

Construir relaciones sanas y felices

Qué es la Dependencia Emocional

Los seres humanos somos seres sociales, y necesitamos de la compañía, la ayuda y la comprensión en la interrelación con los demás. Los vínculos afectivos son una fuente básica de bienestar físico y psicológico de las personas. Y la relación de pareja puede satisfacer de manera saludable esas necesidades de apoyo y cariño.

Sin embargo, las relaciones de pareja pueden llegar a causar un gran malestar para algunas personas e incluso interferir negativamente en otras esferas de su vida.

Un trastorno que provoca un funcionamiento patológico de la pareja es la dependencia emocional.

La dependencia emocional trata de una necesidad extrema de carácter afectivo que un individuo siente hacia su pareja. La persona ha aprendido a satisfacer una serie de necesidades emocionales insatisfechas a través de la relación de pareja. Esto le lleva a idealizar a la pareja, a tomar una posición sumisa y aunque sienten mucho malestar emocional no se sienten capaces de romper o cambiar en la relación.

Las personas que manifiestan esta problemática, sin embargo pueden mostrarse muy capaces en otras áreas de su vida, como gestión de tareas cotidianas, estudios o trabajo, pueden mostrar muy buenas habilidades. Por lo que su necesidad no se debe a falta de habilidades y capacidad, es una necesidad emocional del otro.

Algunas de las características que se presentan en este problema son:

Nivel de autoestima baja y autoconcepto negativo. Las personas que lo manifiestan tienen unas creencias sobre sí mismas como personas débiles y necesitadas.

Dificultades de asertividad.

Mantienen una posición asimétrica en las relaciones. Se muestran sumisos, complacientes con sus parejas en detrimento de sus propias necesidades, deseos y opiniones.

Miedo al abandono por parte de la pareja, ansiedad ante la separación.

Impulso de buscar continuamente el contacto con la pareja.

Miedo e intolerancia a la soledad y a la frustración.

Baja conciencia o nula del problema. Con mecanismos de negación y autoengaño. (“No puedo vivir sin él/ella”, “tampoco estamos tan mal”)